Este rodaje fue una aventura que se prolongó por más de un año debido a la pandemia, los virus, los vientos (que nos impidieron volar con el dron en un par de ocasiones) y las mareas!

Todo ello propició que acabáramos de rodaje en el interior de la provincia de Castellón, en pleno invierno con nuestro querido Angel* dándose un bañito en aguas apantanadas como colofón. 

No es que a mí se me subieran los humos como director y quisiera hacer un homenaje a ‘La Cosa del Pantano’. Es que Angel es un venido arriba. Y eso me gusta.

Estoicismo lo llaman ahora. Duchas de agua fría… deberíamos haberlo patentado entonces, ahora nos estaríamos forrando.

Por suerte la historia no acabó como el primer ‘Quijote’ de Terry Gilliam y la pudimos sacar adelante.

Un año antes de grabar el grueso de la historia, realizamos la sesión con los planos en Perseida Estudio. Lo pasamos en grande recreando una magnífica tormenta antes de saber la auténtica ‘tormenta’ que se nos venía encima…

Con muy poco equipo humano pero con Angel y un servidor motivados a tope, fraguamos esta historia basada en una de las canciones que más me gusta del tío Cerezuela.